Con unanimidad. Así aceptaron los miembros del jurado del Premio Estrategia NAOS otorgar esta distinción a Luis Alberto Moreno Aznar, catedrático de la Universidad de Zaragoza. La propuesta partió de AECOSAN.
No es de extrañar. Su relevante experiencia profesional y su liderazgo en trabajos de investigación nacionales e internacionales están centrados en el estudio de la nutrición, alimentación y estilos de vida, fundamentalmente en los niños y adolescentes, con el fin de prevenir las enfermedades no trasmisibles relacionadas con la nutrición, y en especial la obesidad infantil.
De su amplio y excelso currículo, otro dato a tener en cuenta: es el profesor de la Universidad de Zaragoza con un mayor número de publicaciones científicas en su historia.
Como miembro del patronato de nuestra Fundación, os damos a conocer mejor su trabajo:
Pregunta (P): ¿Qué cambios de comportamiento ha habido en los participantes de sus estudios, en lo que respecta a nutrición y actividad física?
Luis Moreno (LM): En general, los comportamientos que deberían cambiar son el aumento en el consumo de frutas y verduras, así como el de agua, en detrimento de las bebidas azucaradas. Pero una cosa es lo que queremos y otra lo que conseguimos. Resulta difícil que estos cambios se produzcan. Es más fácil aumentar el consumo de fruta y el del agua, pero no tanto el de verduras.
P: ¿Y en cuanto a la actividad física?
LM: Recomendamos aumentar la actividad física en la vida cotidiana, por ejemplo usando la bici o caminando. También planteamos que regularmente se realice ejercicio físico y, por supuesto, disminuir el sedentarismo. Esto es especialmente importante en los niños. Deberían ver la televisión menos de dos horas al día, así como realizar al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o intensa.
P: Pero, con el sistema de vida actual (estudios, clases extraescolares, etc.), parece complicado conseguir que niños y jóvenes realicen 60 minutos de ejercicio diario.
LM: La dificultad es el contexto general de la vida, que nos arrastra a hacer muchas actividades y no nos facilita dedicar una hora al ejercicio físico. Pero debemos ser conscientes de la importancia que tiene. Hay varias posibilidades. Por ejemplo, los colegios podrían dedicar más horas a la educación física. En algunos países esta asignatura es diaria. Y, por supuesto, las clases de educación física deben ser activas, no solo teóricas, y debe quitarse la idea de que es una asignatura para perder el tiempo, ya que se ha demostrado que la práctica de actividad física facilita el desarrollo cognitivo y mejora el rendimiento escolar.
P: ¿Qué responsabilidad tienen las familias?
LM: Sin duda, los padres tienen muchísima influencia en el comportamiento de los niños. En el ámbito de la alimentación, se han hecho estudios sobre el parenting, el tipo de relación que establece el padre con sus hijos. Está demostrado que los que controlan más los comportamientos de sus hijos son los que consiguen que su alimentación sea mejor. No debemos ser padres especialmente autoritarios pero sí tenemos que dejar claro que comer bien es importante. Así se lo transmitiremos a nuestros hijos.
P: ¿Qué otras recomendaciones nos podría dar?
LM: Por ejemplo, tener más disponibilidad de las instalaciones deportivas o del patio de los colegios. Se ha hecho mucho esfuerzo en crear instalaciones deportivas así que el reto es que se utilicen lo más posible. Por supuesto, los chicos deben jugar más en parques y con amigos y dedicar menos tiempo a las pantallas. Otro consejo: facilitar los desplazamientos en bicicleta entre adolescentes y adultos.
P: A sabiendas de que sus investigaciones han sido llevadas a cabo tanto en América Latina como en Europa, ¿qué principales diferencias y similitudes ha encontrado entre ambas sociedades en cuanto a su comportamiento en alimentación y ejercicio físico?
LM: La primera gran diferencia son las tremendas desigualdades sociales que existen en América Latina. Allí hay pequeños grupos de población con ingresos y nivel de vida muy, muy elevados, pero también un gran porcentaje de población que tiene pocos recursos. Demasiados niños sufren carencias nutricionales, que influye en su capacidad cognitiva, creándose un circulo vicioso que en general no observamos en Europa. Además, la influencia del entorno social es más grande por esa razón. También en América Latina especialmente, el precio menor de algunos alimentos, que son relativamente baratos y agradables, pero con elevada densidad energética.
P: La colaboración entre ciencia e industria siempre es un tema controvertido
LM: Precisamente ayer tenía la visita en Zaragoza de una profesora de Colombia y otra de Uruguay y surgió el tema de la colaboración con la industria. En España la relación todavía es más equilibrada que en muchos países. Creo que hay que trabajar con las empresas y aconsejarles desde el punto de vista de mejora de los alimentos que producen. En América se sataniza el papel de la industria pero quizás no se ha sabido influir en ella. El objetivo de las industrias es tener rendimientos económicos pero si gobiernos, universidades y ONGs influyen, las industrias mejoran. Así está ocurriendo en España y Europa. En cambio, en América Latina es todo mucho más dulce y salado. Disminuirlo es posible pero debe haber políticas que fomenten estos cambios.
En otras industrias no se duda sobre esa relación entre ciencia e industria. Por ejemplo, en la del automóvil. Nadie pondrá pegas a una universidad que desarrolle un prototipo en colaboración con una empresa de automóviles. En el caso de la alimentación debería ser lo mismo. Todos podemos hablar sobre alimentación y nutrición, pero hay que tener una opinión fundamentada y basada en los resultados de la investigación.
P: ¿Qué supone para usted el reconocimiento recibido por parte de la Estrategia NAOS?
LM: Es una recompensa a muchos años de trabajo. Tuve la grandísima suerte de empezar a trabajar en el departamento de Pediatría de la Universidad de Zaragoza, donde ya en 1983 se leyó una tesis doctoral sobre obesidad infantil. Así que me “alimenté”, y nunca mejor dicho, de estos temas desde muy joven. En 1984 participé en el primer estudio sobre obesidad infantil realizado en españa. En aquellos años alrededor del 3% de la población infantil y juvenil teníaobesidad, cifra que ahora se ha disparado al menos al 20 – 25%. La situación actual es totalmente inaceptable y contra lo que debemos luchar.
P: ¿Con qué aliados cuenta para esa lucha?
LM: En primer lugar, con la institución que concede los premios. Hemos colaborado con NAOS y su voluntad siempre ha sido contribuir positivamente a mejorar la situaci´n en este sentido. Los que trabajamos más en el ámbito académico tenemos que generar conocimiento científico, que luego deben tener en cuenta las administraciones. Por tanto, es importante establecer esas relaciones entre los distintos agentes que participan en el sector de la Alimentación, Nutrición y Salud. Es necesario estar bien coordinados y que los gobiernos destinen más recursos a estos temas. Pero no todo es negativo; hay cosas que se están haciendo bien.
P: Desvélenos un deseo para sus próximas investigaciones
LM: Pensando egoístamente, que tuviéramos más financiación para los estudios que estamos iniciando. Estamos colaborando con otros centros del Centro de Investigación Biomédica en red de Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (CIBEROBN), para desarrollar un estudio sobre prevención de obesidad infantil basado en el estilo de vida mediterráneo: dieta mediterránea sumada a ejercicio físico y juegos en niños. Nuestro objetivo es realizar el estudio con una perspectiva de 10 años, porque se necesita tiempo para cambiar los comportamientos. Si conseguimos la financiación necesaria para desarrollarlo, crearemos un modelo válido para luego incorporarlo en las políticas de salud pública de las diferentes instituciones.
Más información sobre Luis Moreno:
Luis A. Moreno Aznar es catedrático de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Zaragoza. También es Profesor Visitante de Excelencia en la Universidad de Sao Paulo (Brasil), desde 2011 y ha sido miembro asociado del Johns Hopkins Global Center on Childhood Obesity (Baltimore, USA). Es coordinador del grupo de investigación GENUD (Growth, Exercise, Nutrition and Development) de la Universidad de Zaragoza.
Su línea de investigación se centra en el estudio de distintos aspectos relacionados con la obesidad infantil, como son su epidemiología, genética epidemiológica, comportamientos relacionados con el balance energético, composición corporal, prevención y tratamiento de la misma. Ha participado, como investigador principal, en la realización de 28 proyectos de investigación financiados, entre otros, por el Instituto de Salud Carlos III y la Comisión Europea.
Es autor de más de 600 artículos en revistas científicas y de más de 100 capítulos de libros, siendo el profesor de la Universidad de Zaragoza con un mayor número de publicaciones científicas en su historia.
Es miembro de numerosas sociedades científicas, como la Asociación Española de Pediatría, la Sociedad Española de Gastroenterología y Nutrición Pediátrica, la European Society of Pediatric Gastroenterology, Hepatology and Nutrition (ESPGHAN), la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) y actual presidente de la Sociedad Española de Nutrición (SEÑ).